martes, 12 de junio de 2007

La Relación Antártica Chileno-Británica a Través de Documentos de Cancillería



El presente capítulo presenta la relación entre Chile y Gran Bretaña en lo que se refiere al tema antártico entre el año 1946 y 1952. Se encuentra dividido en dos partes: la primera se refiere al tipo y cantidad de documentos encontrados en el Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile y a los escasos antecedentes existentes sobre uno de los artífices de la política antártica chilena, el embajador Manual Bianchi Gundián. En su segunda parte, se refiere a los momentos de tensión y distensión existentes en el período en estudio, a los argumentos esgrimidos por ambas naciones y a los factores exógenos a la relación anglo-chilena.

3.1 Documentación Diplomática sobre Gran Bretaña y la Antártica en el Archivo de la Cancillería Chilena.

El corpus documental analizado procede del Archivo General del Ministerio de Relaciones Exteriores y varía en cantidad, a través de los años en estudio, conforme a la intensidad de roces y conflictos existentes.

Los documentos se podrían clasificar, a grosso modo, en:
“Protestas diplomáticas”;
“Informes” sobre la realidad económica de Chile y Gran Bretaña;
“Acuso de recibo” enviado certificando la toma de razón de documentos recibidos;
Documentos informativos provenientes de las misiones militares;
“Notas” (clips) sobre publicaciones periódicas relacionadas al tema antártico;
“Boletines” por ejemplo el “Chilean News” mediante el cual se daban a conocer a nivel diplomático, las noticias de Chile;
“Publicaciones oficiales” sobre los derechos de ambos países sobre el continente blanco;
“Debates de la Cámara de los Comunes británica sobre la Antártica;
“Declaraciones” oficiales sean bi o tripartitas;
“Aerogramas y Resugramas”, documentos breves con sellos impresos enviados por vía aérea, y los segundos, eran resúmenes de notas que habían sido enviadas en un periodo determinado.

La misión diplomática que tuvo la responsabilidad de representar a Chile ante el gobierno británico fue encabezada por don Juan Manuel Bianchi Gundián, había sido establecida en el año 1941 y se extendió hasta el año 1952. La oficina británica encargada relacionarse con Chile era el Foreign Office, encabezado por Ernest Bevin M.B.

La persona que suscribe los documentos oficiales varía pues en ciertas oportunidades le corresponde al encargado de negocios y en otras, al embajador Bianchi o a autoridades militares. Es decir, quien firme depende de la naturaleza e importancia del tema. El embajador Manuel Bianchi firmó la mayoría de informes, notas, etc., pero –ocasionalmente- firman funcionarios de menor jerarquía. En cuanto a la selección de documentos, se debe mencionar que se analizó también las actividades sociales o de extensión relacionadas con la Antártica, como exposiciones de fotos o publicación de libros de temática afín.

La cantidad de documentos encontrados y seleccionados por año de estudio permite señalar, que entre los años 1946 al 1948 concentran la mayor cantidad de documentos enviados y recibidos.



3.2 El Embajador Juan Manuel Arturo Bianchi Gundián.

Este diplomático chileno encabezó la misión en Gran Bretaña durante los gobiernos de Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos y Gabriel González Videla, es decir, desde 1941 a 1952, fue de gran importancia para las relaciones anglo- chilenas, especialmente en lo referente a la Antártica. De ahí la necesidad de conocer algo de su vida pública y su larga trayectoria que incidió en una defensa sostenida y documentada sobre las relaciones antárticas entre Chile y Gran Bretaña..
Bianchi mantuvo un interés casi personal respecto al tema antártico, mostrando acertividad y conocimiento, elaborando documentos de gran profundidad histórica e incluso aportando ideas de cómo mantener la soberanía chilena en la Antártica.

A pesar de su importancia, la información sobre la vida de don Juan Manuel Bianchi Gundián es escasa y en muchos casos, contradictoria o fragmentaria, de ahí que se la presente en forma esquemática.

1894: Nació en Santiago el 14 de enero y está registrado bajo el número de inscripción 420 de Moneda. Estudió en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile y en el Instituto Pedagógico.
1912: Ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores como Oficial Supernumerario.
1914: Oficial de Clave.
1915: Delegado de la Federación de Estudiantes de Chile en el Congreso de Estudiantes Pan- Americanos, Montevideo.
1918 Jefe Interino de Clave.
1921 Secretario de la Misión Matte a las Repúblicas del Atlántico. Autor del libro “La Embajada Matte a las Repúblicas del Atlántico”.
1922 (marzo) Secretario de Primera Clase en Berlín, donde actuó como Encargado de Negocios durante dos años.
1925 (junio) Consejero de la Embajada en Río de Janeiro.
1927 (marzo) Ministro de Chile en Panamá, donde se la atribuye el reestablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Panamá y Costa Rica.
1927 (julio) Ministro en Venezuela.
1927 (diciembre) Ministro en Cuba.
1928 (enero-febrero) Delegado en la VI Conferencia Internacional Pan- Americana.
1928 (abril) Delegado a la II Conferencia Internacional de Emigración e Inmigración en La Habana. Delegado por los diarios chilenos, “La Nación” y “Los Tiempos” a la VIII Conferencia Internacional de la Prensa Latina celebrada en La Habana.
1928 (noviembre) Ministro en Bolivia.
1938 Fué designado arbitro en el conflicto del Chaco que provocó la guerra entre Bolivia y el Paraguay. Esta actuación le valió la condecoración de oro que le otorgó la Sociedad Panamericana de New York.
1940 (octubre) Ministro de Relaciones Exteriores, cargo que desempeñó hasta abril de 1941 fecha en la que fué nombrado Embajador en Gran Bretaña donde permaneció doce años llegando a ser Decano del Cuerpo Diplomático.
1945-46 (fines de 1945) Presidió la Delegación Chilena a la Comisión Preparatoria de la O.N.U en Londres.
1946 (marzo-abril) Presidente de la Delegación Chilena a la I Asamblea General en Londres.
1948 Miembro Delegación Chilena a la II Asamblea General en París.
1959 (agosto) Miembro de la Delegación de Chile en la Conferencia de Cancilleres realizada en Santiago: Bianchi presentó el proyecto de creación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
1960 Comisión Interamericana de Derechos Humanos.: reelegido tres veces por periodos de cuatro años y por ocho años, fue el presidente de dicha comisión.
1961 1965 – julio 1966: República Dominicana: pacificación
1967-1968: Guerra entre El Salvador y Honduras: cese del fuego. Naciones Unidas le otorgó la primera Medalla de Oro, que se otorga cada cinco años a quienes más hallan realizado labor a favor de los Derechos Humanos[1] .
1969 (enero) Ciudadano Ilustre de Santiago. [2]
1982: 16 diciembre fallece en la ciudad de Santiago de Chile y su registro de defunción es el N° 240 en Moneda .

3.3. Momentos de Tensión y Distensión en la Relación Chileno-Británica.

Es necesario iniciar la relación en los últimos meses del año 1945 cuando Chile tomó conocimiento de la existencia de una flota ballenera británica y otra noruega en la zona antártica. Dada la escasez de aceite y grasa, este hecho no era nuevo como lo confirma una nota del mes de febrero por medio de la cual la Cancillería solicita que la Embajada chilena en Londres:

“...entregue al Foreing Office una nota de formal reserva de los derechos de Chile sobre los territorios indicados, de acuerdo con la fijación de los límites chilenos en el territorio antártico hecha por Decreto N° 1747 de 6 de noviembre de nuestro gobierno”[3].

El año 1946 se inició con una nota chilena a Ernest Bevin contestando, con mucha posterioridad, la nota británica que respondía a la enviada por Chile en 1940. Excusaba el retardo por las preocupaciones propias del “estado de guerra “, tratando de minimizar el asunto expresando nuestro

“deseo de atenuar en lo posible la disconformidad que dichas comunicaciones pudieran manifestar sobre un asunto al que, seguramente, será fácil extender el perfecto entendimiento que ha sido tradicional e invariable característica de las relaciones entre nuestros países”[4].

A continuación, se hacían alcances a las delimitaciones y mención al desconocimiento oficial de la Carta Patente británica de 1917 que habría delimitado la “Dependencia de la Islas Falklands” que se superponía al sector chileno. Se le agregaba que, además, no podían fundarse derechos sólo en la emisión de esa declaración británica.

La Conferencia Ballenera a celebrarse en Londres en 1946 era la continuación de la realizada en 1937 y poseía una doble importancia para Chile: primero, nuestro país no estaba invitado pues no había firmado la Declaración de 1937, y la segunda, Chile deseaba detener la caza de ballenas acaecidas en el sector antártico. Por ello, se realizaron gestiones para incluir a Chile en el Comercio Internacional Ballenero, bajo el alero de esta conferencia. La adhesión se realizó el 13 de febrero del año 1946, pero como expresaba la nota del 2 de marzo, dicha adhesión debía “ser ratificada,” y no implicaba limitación a la caza de ballenas en las costas continentales chilenas ni a la compra de barcos balleneros.”[5]

El año 1946 tuvo más momentos de tensión que de armonía. Un incidente importante fue la reimpresión de sellos postales realizado por el gobierno británico de las Falklands, la reserva de derechos chilena, obviamente, no se hizo esperar:

“inmediatamente después de recibir el Oficio Confidencial de US. Nº10, fecha 21 de junio próximo pasado, con las instrucciones referentes a la nueva impresión de una estampilla postal inglesa en las que aparece un croquis de las “Dependencias de las Islas Falklands” o Malvinas, que comprende la mayor parte del Territorio Chileno Antártico, envió el infrascrito al Foreign Office una comunicación en la que, haciendo referencia a la Nota de esta embajada N° 1319/193, fecha 29 de septiembre de 1944, que establecía la expresa reserva de los derechos antárticos de Chile, reitera, con motivo de esta nueva impresión de estampillas, la expresa reserva de los derechos de nuestro país sobre esos territorios”.[6]

El envío de notas de protesta o de reserva era un procedimiento diplomático habitual y ya en 1944, Chile había protestado por emisión de sellos postales que lesionaban nuestra soberanía. Durante 1946, hubo intercambio frecuente de notas diplomáticas entre ambos gobiernos. Chile lo hizo frecuentemente y recibió de parte del Gobierno británico “correcciones” como por ejemplo que no había “pruebas científicas de que la Antártica sea una prolongación del territorio chileno.”[7] .


El intercambio de notas entre ambos países continúa. Con un mes de posterioridad al envío de una nota chilena, el 11 de noviembre de 1946 el Foreing Office respondió con detenimiento haciendo alusión a que el arbitraje realizado por el rey Jorge VII en 1907, para Chile y Argentina no hacía mención alguna a la zona antártica:

“Según conocimiento del Gobierno de Su Majestad, esta precisa disputa se refería solo a la delineación de la frontera entre Chile y Argentina en el continente de América, durante el arbitraje no se suscitó ninguna reclamación respecto al Territorio Antártico”.[8]

La embajada chilena en Londres se hizo cargo de contestar la presentación británica a través de un completo documento, firmado por Don Manuel Bianchi, demostrando de los derechos chilenos en la Antártica. En esa época, la embajada había sido informada por el Jefe del Estado Mayor de la Armada, contraalmirante don Emmanuel Holger Torres, que se estaba organizando una expedición naval a la Antártica Chilena. Dicha expedición contaría con especialistas en geofísica, pesca, meteorología, aerofotogrametría, etc., y participarían representantes argentinos, como reciprocidad a la invitación realizada por ellos en el año 1943.[9] En esos momentos, cabe recordar, estaba en curso la expedición británica del “Trepasse”.

A inicios de 1947, la información intercambiada no es mucha y fundamentalmente se refería a publicaciones de periódicos ingleses acerca de las expediciones que se están llevando a cabo en la zona antártica. La tensión aumentó bruscamente a fines de abril debido a las informaciones sobre un supuesto saqueo –realizado por chilenos- en la base estadounidense de Bahía Margarita. Finn Ronne, comandante estadounidense haría encontrado que en dicha base faltaban algunos artefactos y, conforme a la nota, se pensaba que ese hecho había sido perpetrado por los miembros de la expedición oficial chilena a la Antártida. Textualmente el periódico decía: “El primer asalto fue efectuado por la tripulación del buque chileno “Iquique” en la noche de 20 febrero”. “El segundo asalto lo efectuó un numeroso grupo de chilenos desembarcados del transporte “Angamos” el 8 de marzo”. La nota agregaba -interesantemente- que el comandante británico Major Pierce- Butter fue quien habría informado a Ronne- que el grupo chileno había estado compuesto por 200 hombres, al mando de oficiales quienes estando presentes durante el saqueo, no pudiendo o quisieron impedirlo[10].

El gobierno chileno, después de realizar una investigación a los hechos, declaró en una nota que:

“Nº 1) Oficiales ingleses que al arribo de nuestros buques se encontraban junto a la Base del Este, en la Isla Stonington, informaron a los chilenos que el material de esa base estaba desparramado y diseminado, sin que importara tratar de conservar artículos que se veían en abierta descomposición o destrucción. Nº2) La oficialidad chilena cuando visitó la base se cercioró de que el establecimiento se encontraba en impresionante desorden, destrucción y aun putrefacción de los artículos existentes. Recibió además la impresión de que con anterioridad se había penetrado a las cosas, pues las puertas estaban abiertas y los candados y lonas protectoras destruido”[11]


La nota aclaratoria estaba firmada por el Ministro de Defensa de la época, don Manuel Bulnes Sanfuentes, y en ella el gobierno chileno lamentaba profundamente las informaciones que manchaban el prestigio de nuestra Marina de Guerra. A través de la prensa, Chile trató de desmentir los hechos, pero los diarios británicos no se publicaron -al parecer por orden del Foreign Office- los desmentidos con la celeridad deseada. Más adelante, sólo “Daily Telegraph” y “The Times” publicaron el desmentido chileno.

Terminado el ya mencionado incidente que había producido mucho daño en la relación chileno-británica, se produjo otro intercambio de notas, esta vez, en territorio antártico. Así, el 14 de mayo de 1947, el personal de la Armada Chilena en Bahía Soberanía, recibió la inesperada visita de

“el Comandante y dos oficiales del buque de guerra británico “Fitz Roy”, e hicieron entrega del Destacamento Antártico de la Marina de Chile, Teniente Sr. Boris Kopaitic, de una comunicación en la que se protesta de la ocupación chilena por haberse efectuado en territorio que, según se expresó, pertenecería a Gran Bretaña.” [12].


Días más tarde, el gobierno chileno respondió y envió


“ …al Embajador de Gran Bretaña en Santiago, Excelentísimo Señor John H. Leche, una Nota en la que, junto con rechazar en forma terminante el pretendido dominio inglés sobre las Isla Shetlands del Sur y Tierra de Graham, presento a la vez formal protesta por la instalación de sus bases inglesas dentro de los límites de la Antártica Chilena”[13].

Quizás por esta razón, Chile a fines del mes de mayo de 1947, y por medio del Decreto N° 587, reorganizó la Comisión Antártica Chilena, aumentando el número de miembros y dándole un carácter más amplio y nacional. Dicha reorganización es elogiada por el Embajador Bianchi quien carta a don Óscar Pinochet de la Barra, inteligentemente postulaba que

“…Me atrevo a sugerir que esta Comisión tenga siempre informada a la Embajada de Gran Bretaña, - con el mayor detalle posible -, de sus actividades y acuerdos. Es aquí en Londres donde hay necesidad de reunir todos los datos que nos sean favorables para la defensa de nuestros derechos históricos y la mayor suma de demostraciones de cómo mantenemos el ejercicio de nuestra soberanía en la Antártica Chilena”[14].

El presidente Gabriel González Videla preocupado por las riquezas del mar chileno, envió una carta al señor Bevin, con fecha 23 de junio, en la cual enfatizaba los derechos chilenos al zócalo continental e insular y al el mar, adyacentes a las costas chilenas. Esto correspondía a la famosa Declaración de las 200 Millas Marinas, a la que posteriormente se unirían otros países latinoamericanos, y por la cual Chile pretendía

"... impedir que las riquezas de este orden sean explotadas en perjuicio de los habitantes de Chile y mermadas o destruidas en detrimento del país y del continente americano” [15].

Esta Declaración consideraba, además, las notas de Estados Unidos, de septiembre 1945; México de octubre de 1945 y Argentina en octubre de 1946.

En agosto y septiembre de 1947, se realizó Petrópolis, Brasil una conferencia de países americanos acerca de seguridad colectiva y que se conoce como TIAR. En esa oportunidad, Chile –a pesar de la negativa estadounidense- enfatizó sus derechos antárticos. Es de especial interés la nota siguiente que muestra cómo el gobierno chileno entendió el acuerdo por el que:

“Las Altas Partes Contratantes convienen en que un ataque armado por parte de cualquier Estado contra un Estado americano, será considerado como un ataque contra todos los estados americanos, y en consecuencia cada una de dichas Partes Contratantes se compromete a ayudar o hacer frente al ataque”, pero también puede estar en peligro la paz y la seguridad americana por “una agresión que no sea ataque armado, o por un conflicto extracontinetal o intracontinental, o por cualquier otro hecho o situación que puede poner en peligro la Paz de América” (artículo 6º).[16].

Especialmente lo que se enfatiza en el siguiente párrafo

“No es necesario que insista en que cualquiera de estos “hechos o situaciones” que tuvieren lugar en la Antártica Chilena pondría en movimiento, inmediatamente, el procedimiento creado en la Conferencia de Brasil, hoy incorporado a un Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca que liga a 19 países americanos”[17].

Durante ese mes- y quizás para reforzar su posición, Chile emitió estampillas antárticas. Entretanto, Gran Bretaña trataba a dar a conocer sus pretensiones, mencionando las cartas patentes, sus siete bases, trabajos de investigación y exploración expresando que los derechos de Argentina y Chile eran “comparativamente nuevos” y no reconocidos por ella.

El año 1948 es muy importante en la historia antártica y para las relaciones chileno-británicas. Se inició con la propuesta británica de someter la cuestión antártica al arbitraje de la Corte Internacional de Justicia de la Haya. Esto apareció en un diario de Edimburgo se planteaba la posibilidad de uranio y del rol estratégico de la zona, ya que ante cualquier imprevisto en el Canal de Panamá, el Estrecho de Magallanes era la mejor alternativa.

En nota enviada a Santiago, el embajador Bianchi insistía enfáticamente su visión pesimista a ese respecto

“No creo que haya llegado el momento de plantear una solución definitiva del problema de la Antártida, y menos ante el gobierno británico, con el cual corresponde, por ahora, mantener y alargar un cambio de notas en el tono cordial en que la discusión se encuentra empeñada.
Un arbitraje o una eventual intervención de la Corte Internacional de Justicia tendrían resultados desfavorables”[18].


Para Bianchi, el gobierno chileno debía “permanecer” en la Antártica, ya que los gobiernos norteamericano y británico trataban de anular nuestros derechos históricos, geográficos, jurídicos y administrativos. Sostenía, que las bases reforzaban los derechos, pero debían ser apoyadas con una “continuidad administrativa”.

En febrero de 1948, la tensión aumentó considerablemente con la segunda expedición antártica chilena y la participación y presencia del presidente de la república don Gabriel González Videla y su familia. Las razones de su viaje, se explican en una nota chilena de abril de 1948

“El objeto que a ello le movió fue el de ratificar solemnemente con su presencia la soberanía de la República sobre la sección más austral de nuestro territorio, a la cual, después de 4 siglos de continua y práctica posesión chilena, deseaba una potencia extracontinental extender sus pretensiones”[19].

La misma nota agrega refiriéndose a las actividades presidenciales:

“El Presidente de la República, ha resuelto, como parte del viaje que realizará a la Zona Austral del país, visitar el Territorio Chileno Antártico con el objeto de asistir a la inauguración de la Base del Ejército de Chile, denominada “General Bernardo O´Higgins” que acaba de establecerse en las cercanías de Puerto Soberanía. Además en Puerto Soberanía el Presidente de la República revistará al Destacamento Combinado que se encuentra allí de guarnición[20].

La instalación de la nueva base permanente y la visita presidencial conmocionaron al mundo y, entendiblemente, provocó una serie de respuestas británicas:
“... a pesar de nuestra declarada disposición de que esta cuestión sea resuelta legalmente, se hacen demostraciones ostentosas, navales y de otro orden, en las zonas que nosotros administramos y que según lo sabe todo el mundo, consideramos territorio británico. No debe suponerse que nosotros dejaremos pasar sin respuesta ese desafío a nuestras autoridades”[21]

Esta fue la primera declaración del secretario de estado británico Héctor McNeil en la Cámara de los Comunes cuyos miembros, como el diputado laborista Mr. Sharp, estaban preocupados, además, por las actividades argentinas. Ello muestra que para los británicos era difícil separar la disputa por las Falklands de cuestión antártica y por qué Bianchi mencionaba a la nación trasandina:

“No, señor, las fuerzas navales de Argentina y Chile están actualmente ocupando en aguas británicas con el objeto de vigorizar los derechos sobre soberanía en esta zona. También han desembarcado destacamentos con el fin de establecer comandos militares en territorio británico”[22]

En esa época, se estaba tratando de actuar conjuntamente con Argentina ya que ambas naciones habían sido invitadas – infructuosamente - a recurrir a La Haya.[23]. Chile hacía presente que:

“contrariamente a lo que afirma el ministro de estado británico, el gobierno de S. M. no ofreció a Chile, un sometimiento, liso y llano, ante la Corte Internacional de Justicia, de la cuestión relativa a la soberanía en la Antártica.
Gran Bretaña insinuó a nuestro gobierno que, antes de mantener bases navales, Chile debería, solicitar autorización del gobierno inglés para instalarlas o recurrir a la Corte Internacional para que ésta resolviera si las actividades chilenas son procedentes[24].

A la tensión existente se sumaba la declaración del Primer Ministro Clement Attlee en la Cámara de los Comunes acerca del envío del “Nigeria” el escampavía “Snipe” a las Islas Falklands, sin precisar claramente cuál era su objetivo. En misma nota de abril enviada desde Santiago, se expresaba que crucero apoyaría al gobernador de las Falklands, dados los últimos acontecimientos, principalmente la visita del mandatario chileno. Los debates en la Cámara de los Comunes se reflejaron en las notas de los días primero y cinco de marzo de 1948, en las que se nos calificaba de “intrusos” en territorio británico antártico.

Los informes provenientes desde Londres en los meses posteriores a la visita de González Videla incluían las noticias de los periódicos londinenses: El lenguaje se tornaba fuerte: El Manchester Guardian hablaba de “niños jugando a piratas.” El Sunday Pectoral reafirmaba que “un crucero británico de 12 cañones, el ‘Nigeria’, ha sido enviado para apoyar al gobernador de esas Dependencias…. Y el 21 de febrero, The Economist señalaba que:

“Mr. Bevin ha debido enviar un crucero para contrarrestar la actitud belicosa de Argentina y Chile… los 12 cañones de 6 pulgadas del ‘Nigeria’ servirán para ejercer la influencia tradicional de mostrar la bandera.”[25]

Noticias periodísticas como estas mostraban la tensión y agresividad existente, pero, en caso alguno se mencionaba la posibilidad de romper relaciones diplomáticas con Chile. Por el contrario, indicaban cierto interés en encontrar una solución al impasse.

Dentro de ese espíritu, el día 29 de julio de 1947 se reunieron en Santiago el director del Departamento Diplomático, don Enrique Bernstein y el Primer Secretario de la Embajada de Gran Bretaña, Fred Mason,. La reunión quedó plasmada en un Memorándum Confidencial que mencionaba los acalorados debates de la Cámara de los Comunes, y rápidamente hacía mención a los “francos propósitos de un rápido acuerdo sobre el asunto antártico”, para evitar la repetición de los acontecimientos del verano. Se habló del proyecto estadounidense de fideicomiso que había recibido Londres y de la sugerencia británica –expresada a Caspar Green- de proponer a Chile un “condominio.” Al parecer, Green habría seguido hablando de fideicomiso. El diplomático británico le preguntó a Berstein su parecer sobre el condominio, y su respuesta fue que a Chile sólo se le había hecho la proposición de un “fideicomiso” por lo que se abstenía de dar una opinión al respecto. Agregó que la cancillería chilena había descartado el “fideicomiso” propuesto y realizado una contraproposición de “modus vivendi o statu quo”, lo que a juicio británico, postergaba el acuerdo en vez de acelerarlo.

Bernstein había replicado:

“que esa era justamente la idea chilena: postergar la solución de una controversia que podía tener graves consecuencias; y le hizo ver los inconvenientes de una solución de fondo, que podría ser alcanzada dentro de muchos meses. Entretanto, producirían incidentes que Chile deseaba evitar, pero a los cuales les haría frente con toda energía en caso de producirse”[26].

El representante británico insinuó la idea de discutir el asunto en una conferencia general, es decir, entre Gran Bretaña, Chile y Argentina. El representante chileno sostuvo que seria necesario llegar con algún proyecto que sirviera de base para la discusión, pues, de otra manera no se llegaría más una exhibición de títulos.

En otro Memorándum fechado el 13 de agosto de 1948, nuevamente el señor Bernstein y el señor Mason se refirieron al condominio. Chile reconoció que había recibido solo la versión cablegráfica de la nueva proposición de Estados Unidos, no el texto completo, pero que, en principio, Chile estaba de acuerdo. Por su parte, Gran Bretaña que estaba en la misma posición, agregó que el documento ha sido redactado en forma conjunta, es decir, por Estados Unidos y Gran Bretaña, y que estimaba que Argentina podría ser una “dificultad” para llevar a cabo.

Chile insistió en su proyecto, y el representante británico aceptó que ambos proyectos (condominio y modus vivendi) eran aceptables, pero uno era a largo plazo y el otro a corto plazo, y por ello proponía nuevamente la idea de una conferencia. Lo que no estaba claro era si en ella se trataría la Antártica Sudamericana o la Antártica en general. Al parecer no existió acuerdo y los problemas debieron haber continuado, pues en diciembre se efectuó una declaración tripartita entre Gran Bretaña, Argentina y Chile que buscaba

“... evitar cualquier mal entendido en cuanto a la situación en la Antártida que pudiera afectar las amistosa relaciones entre este país y Chile. El gobierno de S. M. en el Reino Unido desea informar al Gobierno de Chile que en las actuales circunstancias no prevé la necesidad de enviar barcos de guerra al sur de los 60º de latitud durante la temporada antártica 1948-49, fuera naturalmente, de aquellos movimientos de la Marina Real que han sido habituales durante algunos años”[27].

La declaración firmada con posterioridad permitía realizar movimientos de relevo y abastecimiento de las bases. A pesar de las buenas intenciones,
Gran Bretaña emitió dos documentos justificando su presencia en las Islas Falkland y el continente antártico que llegaron a Chile en 1949, y mostraban además las actividades realizadas por británicos y otros países en el territorio blanco.

En el año 1949, las cosas parecían más tranquilas ya que las informaciones intercambiadas mostraban mayor cordialidad. El día 18 de noviembre fueron citados el encargado de negocios de la Argentina, señor Gervasio Videla- Dorna, el embajador Manuel Bianchi, el representante del Gobierno inglés, Ernest Bevin y jefe del Departamento Americano del Foreing Office, Mr. A. S. Fordhama a una reunión para llegar a un acuerdo semejante a la declaración tripartita anterior. Bevin reconocía

“el espíritu pacifista que reina en las heladas regiones de la Antártida, es prueba de las buenas relaciones existentes entre Chile, Argentina y Gran Bretaña”[28].

Y aprovechó la oportunidad para mencionar la necesidad de una situación definitiva, con la inclusión de Estados Unidos. En los años 1950, 1951, y 1952 relación que se mantuvo aparentemente tranquila y calma y se renovó la Declaración Tripartita en términos semejantes a las anteriores.


3.4. Argumentos Esgrimidos en Defensa de sus Respectivas Soberanías

Ambos países aprovecharon cada oportunidad para enfatizar sus derechos al territorio antártico. Generalmente, en el caso chileno se hacían referencia a los títulos otorgados por la Corona de España, y en caso británico, a los descubrimientos realizados

Debido a emisiones de estampillas británicas con información errónea afectando al Territorio Chileno Antártico, fue necesario que la embajada chilena en Londres en un Informe Confidencial de fecha 5 de diciembre de 1946, expresara que nuestros derechos “existen desde la época misma del descubrimiento y de la colonización de Chile por España”[29]

Refiriéndose más adelante a que

“Pero Sancho de Hoz recibió del Rey de España el 24 de enero de 1539 “Licencia y Facultad” para descubrir y explorar la tierra al sur del Estrecho de Magallanes. En las capitulaciones respectivas se establece que Sancho de Hoz será el gobernador de cuanto descubriere “de la otra parte del dicho estrecho” o de las islas que no estuviesen ubicadas “en paraje ajeno”[30].



En consecuencia la capitulación a favor de Sancho de Hoz incidió exactamente en todo territorio, continental o insular, desde la ribera sur del Estrecho de Magallanes hasta el Polo.

“Pero Sancho de Hoz renunció todos sus derechos a favor de Pedro de Valdivia el 12 de agosto de 1540.
Valdivia fue nombrado el 31 de marzo de 1552 Gobernador y Capitán General del Nuevo Extremo y “provincias de Chile”. Las “Provincias de Chile” correspondían a todos los territorios al sur del Nuevo Extremo..”[31]


El 29 de septiembre de 1554 le fue concedida a Gerónimo de Alderete, una gobernación, comprendiendo la tierra que está de la otra parte del Estrecho de Magallanes. Un documento enviado por Carlos V al Consejo de Indias, sin fecha, agregaba textualmente:

“ ….. y en lo que toca a la tierra que está de la otra parte del dicho Estrecho de Magallanes que asimismo havemos (sic) dado y concedido en Gobernación al dicho Gerónimo de Alderete le habemos mandado por las causas que os han escripto que pueda desde la dicha provincia de Chile embiar (sic) algunos navíos a tomar noticia e relación de la calidad y utilidad de aquella tierra pues por el presente no ha de pasar en persona ni embiar (sic) a conquistarla ni poblarla porque al presente haviendo (sic) de atender a lo de Chile, no podría hacerse lo uno y lo otro juntamente…”[32]

Alderete remplazó a Valdivia tanto en la gobernación situada entre el grado 27 y el estrecho de Magallanes como en las tierras y provincias de la Corona de Castilla de la otra parte del dicho Estrecho. El 20 de diciembre de 1558 se otorgó la misma Gobernación a Francisco Villagra, documento en el cual el Rey Felipe II hizo presente su interés en

“tener noticias más concretas sobre las tierras y poblaciones que hay de la otra parte del dicho “Estrecho”, las cuales, “caen en la demarcación de la Corona de Castilla.”[33]

El 27 de abril de 1761, el gobernador de Chile don Manuel Amat y Junient envió al Consejo de Indias su “Historia Geográfica e Hidrográfica del Reino de Chile” describiendo todo el territorio hasta el grado 57 de latitud sur, agregando que “más al sur se dejan ver otras muchas islas, por los viajeros que montan a diversas alturas”, refiriéndose a Islas Shetlands, [34]

Las Cédulas Reales de 1776 retiraron de la soberanía de Chile las provincias transandinas de Tucumán, Cuyo y Mendoza; pero no se refirieron a las regiones del extremo sur y, en consecuencia toda tierra del otro lado del Estrecho de Magallanes hasta el polo antártico siguió siendo considerado como territorio chileno. El año 1806, el rey Fernando VII, con informe previo del Consejo de Indias, resolvió que dos barcos ingleses apresados al sur de Bahía Blanca fueran considerados presas marítimas chilenas pues al Reino de Chile le correspondía la jurisdicción y dominio de todos los territorios y mares de la extremidad del continente americano.

Los Libertadores chilenos y especialmente Bernardo O’Higgins “consideraron igualmente que se encontraban bajo la soberanía chilena todos los territorios y mares aludidos”[35] Así, en carta fechada en Lima el 20 de agosto de 1831 y dirigida al capitán de la Marina Real Inglesa, Mr. Coghland, O’Higgins, de su puño y letra escribió

“Chile, viejo y nuevo, se extiende en el Pacífico desde la Bahía de Mejillones hasta nueva Shetland del Sur en latitud 65° sur; y en el Atlántico desde la península de San José en latitud 42° hasta Nueva Shetland del Sur o sea 23° que añadidos a 42° en el Pacífico hacen 65° o sean 3900 millas geográficas, con una superabundancia de excelentes puertos en ambos océanos y todos ellos salubres en todas las estaciones.”[36]

Agregando más adelante que “Chile posee evidentemente la llave del Atlántico desde el grado 30 de latitud sur hasta el Polo Ártico y la de todo el gran Pacífico”.[37] En el siglo pasado, junto con la ocupación de las islas Diego Ramírez y de San Ildefonso en 1902, el Gobierno chileno otorgó concesiones de pesca en el Mar de Drake, desde el Cabo de Hornos y hacia el sur indefinidamente, sin ningún tipo de reclamo por parte de Gran Bretaña y Argentina. En los considerandos del Decreto N° 3310 de 31 de diciembre de 1902 se hacía presente que las concesiones de pesca en las regiones marítimas australes del territorio nacional realizaban para “impedir la pesca clandestina por los buques tripulados por los individuos de nacionalidad extranjera no domiciliados en Chile”.[38]

El 27 de febrero de 1906, por Decreto N ° 260 se autorizó una nueva concesión, esta vez a los señores Enrique Fabry y Domingo de Toro Herrera, que comprendía entre otros territorios, las Islas de Diego Ramírez, Shetland y Tierras situadas más al sur. El mismo año de 1906, el gobierno envió un mensaje al congreso chileno solicitando la inversión de $150,000 en una expedición de reconocimiento de la Antártica Sudamericana. El terremoto de agosto de ese año, en la cuidad de Valparaíso, impidió llevar adelante el proyecto. En la Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores de 1906 se deja constancia de esta iniciativa relacionada con las posesiones chilenas en la Región Polar.

Asimismo, por decreto de 7 de julio de 1906, se autorizó la existencia de la “Sociedad Ballenera de Magallanes” que estableció su base en la isla Decepción del grupo de las Shetland, y allí el explorador francés Charcot encontró a los pescadores chilenos en diciembre de 1908. Por Decreto N ° 70 de 14 de enero de 1911, se autorizó nuevamente la existencia de la “Sociedad Ballenera de Magallanes”, que había sido reorganizada, interrumpiéndose de nuevo sus operaciones en 1913 debido a un incendio que destruyó las instalaciones de la compañía. En consecuencia, desde 1906 a 1913 los balleneros chilenos trabajaron casi ininterrumpidamente en la Antártida, con autorización del Gobierno de Chile, y ocupando durante sus trabajos la Isla Decepción que fue la que indicó para tal objeto el Gobernador de Magallanes.

La experiencia en la navegación en los mares antárticos explica la hazaña realizada en 1916 por el piloto chileno Pardo, quien al mando del escampavía “Yelcho” de la Armada Nacional, rescató de la isla Elefante a la expedición inglesa encabezada por Sir Ernest Shackleton, que se encontraba allí bloqueada por los hielos y falta de alimentos.

La depresión económica al término de la I Guerra impidió que, por algún tiempo, se reanudaran las actividades económicas y administrativas chilenas en la Antártida; pero la cancillería chilena no dejó de estar atenta. Así, en junio de 1938, invitado Chile por el gobierno de Noruega a participar en la exposición polar de Bergen, dejó constancia en la Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores del año 1938 de la importancia que se atribuía a esa exposición:

“atendida nuestra posición geográfica, los estudios realizados, nuestros intereses de todo orden en el antártico, etc.,”[39]

Al fijarse los límites de la Antártida Chilena, con el Decreto 1747 de 1940, el Gobierno chileno dio a conocer inmediatamente a todos los gobiernos extranjeros su resolución. El gobierno británico fue notificado doblemente: primero, por la entrega, el día 7 de noviembre de 1940, de una copia del Decreto al Embajador británico en Santiago, y luego, por la nota N° 1007/116 que la Embajada en Londres depositó el 11 del mismo mes de noviembre de 1940 en el Foreign Office.

Por su parte, Gran Bretaña dio por recibido el Decreto chileno el 25 de febrero de 1941, y el canciller británico hizo presente a nuestra embajada que el gobierno de Su Majestad gracias a las ya mencionadas Cartas Patentes del 28 de marzo de 1917 poseía las Dependencias de la colonia de las Islas Falklands, las Islas Georgia, Orkneys y Shetlands del Sur y las Islas Sándwich al igual que Graham Land. La nota del Foreign Office terminaba manifestando que:
“se veía obligado a no reconocer al decreto de 6 de noviembre de 1940 con valor para conferir ningún título sobre ninguna zona de los territorios antárticos dentro de los límites de las dependencias de las Islas Faklands definidos por las Letras Patentes del 28 de marzo de 1917”.[40]

La embajada recibió, en igual fecha, una copia de las Patentes Reales, las cuales fueron enviadas a Santiago con el Oficio Confidencial N° 331/20 de 8 de abril de 1941. Las Patentes Reales de 1917 fueron, en realidad, una corrección de otras anteriores de 21 de julio de 1908, por las cuales Eduardo VII anexaba al Imperio -por defectos de redacción- una parte importante de la Tierra del Fuego y archipiélagos vecinos pertenecientes a Argentina y Chile. Cabe señalar que, para Gran Bretaña, las Falkands o Malvinas constituían la base de su justificación antártica[41].

La jurisprudencia internacional de la época se mostraba favorable al criterio de que la ocupación y el uso real de un territorio deben prevalecer sobre otros argumentos. Como ejemplo, puede citarse la resolución dictada por el Tribunal de Justicia Internacional en 1933, con motivo de la disputa sobre la parte oriental de Groenlandia. Por ello, los títulos de la Gran Bretaña sobre las Falklands parecían incontroversiables. En el Derecho Internacional del siglo pasado se distinguían tres etapas en la ocupación efectiva de un territorio: 1º.- El descubrimiento que confiere un título provisional, derecho que prescribe si no se pasa a la etapa siguiente en un período razonable. 2º.- El acto solemne de la proclamación de derechos soberanos sobre tal territorio, acto que, de por sí, no es fuente más que de un título provisional, y ha de estar seguido, en un plazo razonable, y por 3º.- La ocupación efectiva, mediante actos idóneos de posesión y administración.

El resumen histórico muestra que, desde la perspectiva británica, Gran Bretaña ha ocupado y administrado esas islas por espacio de más de 100 años en forma ininterrumpida. Gran Bretaña ha justificado su posesión en la Antártida en los primeros descubrimientos realizados por Sir John Davis en 1592. Las actividades británicas en las Falklands entre hasta 1948 fueron[42]:
1675 South Georgia fue descubierta por una expedición británica al mando de Antonio de Roche.
1690 Primer desembarco en las Islas, efectuado por el capitán John Strong.
1765-66 Establecimiento de una colonia británica en Port Egmont (Falkland Occidental), desconociendo la colonia francesa. Se reclamó en nombre del rey Jorge III, la soberanía sobre todo el grupo insular.
1770 Los españoles recuperaron sus posesiones insulares.
1774 Se suspendió la misión colonizadora británica por razones de economía, pero continuaron reafirmando su soberanía mediante de la colocación de una placa de plomo.
1775 South Georgia fue explorada por el capitán Cook, que tomó solemne posesión de la isla en nombre de Gran Bretaña. Cook descubrió también las islas Sándwich del Sur.
1819 William Smith, tomó posesión de las islas South Shetlands en nombre de la Gran Bretaña.
1820 Edward Bransfield, de la Real Marina Británica, descubrió parte de la costa de la Tierra de Graham.
1821 George Powell descubrió las South Orkneys, “Estos territorios han continuado estando en constante posesión británica desde que se proclamó su descubrimiento”. South Georgia fue esta visitada por cazadores de focas extendiéndose dicha industria.
1829 Protesta británica contra el Decreto de 1816 por el cual Buenos Aires afirmaba sus derechos sobre las islas.
1832 El Capitán Onslow de la Real Marina Británica, recibió órdenes del Almirantazgo para reocupar Pourt Egmont.
1833 Onslow lo hizo y a partir de esta fecha, se ha mantenido interrumpidamente la ocupación y administración de las islas.
1834 Palmerson rechazó la protesta argentina.
1841 El Parlamento británico aprobó una ley para el establecimiento de un gobierno de las Islas Falkland con facultades legislativas y nombró un gobernador de las islas.
1851 Se constituyó la compañía de las Islas Falklands, donde existían unos 800 habitantes que desarrollaban el ganado lanar. Hacia 1885, la población se había duplicado.
1904 Comienza la moderna caza de la ballena. La administración británica adoptó medidas para conservar el caudal ballenero.
1906 Se concedió en primer arrendamiento de terrenos para una explotación ballenera y se ordenó que en toda expedición ballenera formase parte un oficial de aduanas para garantizar el cumplimiento de las disposiciones vigentes.
1908 Se emitieron las Cartas Patentes.
1909 Se envió a South Georgia un juez residente.
1912 Se envió un juez en la Isla Decepción en todas las temporadas de caza de ballena, atendiendo el despacho oficial sobre la entrada y salida de embarcaciones y realizando inspección a los buques-factoría.
1917 Se emitieron nuevas Cartas Patentes
1926-28 La Comisión de Descubrimientos, organismo dependiente del Ministerio de Colonias realizó regularmente inspecciones para elaborar una legislación acerca de la caza de ballenas y focas. Costeándose dichos estudios con las licencias otorgadas por la administración colonial de las Falklands.
1943 Se reanudaron los trabajos de exploración y de investigación científica, constituyéndose el organismo conocido con el nombre de Falkland Islands Dependencias Survey.
1943– 44 Se establecieron dos estaciones meteorológicas permanentes, una en la Tierra de Graham y la otra en las islas South Shetlands. Posteriormente se han establecido cuatro en la Tierra de Graham, dos en las South Shetlands y una en la South Orkneys y contaban con oficinas de correos y telégrafos y jueces.
1946 La población ascendía a 2.239 habitantes, de los que 2.218 eran británicos. Sólo había 17 extranjeros, incluido un residente de nacionalidad argentina. Gran Bretaña, ha asignado a las Islas 150.000 libras esterlinas, y existían proyectos para la expansión de los servicios sociales y el desarrollo de la capacidad productiva de las islas.
1947- 48 Reiteradas protestas británicas por la infracción de sus derechos manifestada en el establecimiento de bases argentinas y chilenas.

El documento del Foreign Office presentaba las actividades realizadas por la Corona británica en apoyo a su soberanía en la Antártica, reiteraba la importancia de la posesión de las Islas Falkland.

3.5 Factores Externos que Inciden en la Relación Anglo-Chilena

Al analizar la relación chileno-británica entre 1946 y 1952, deben tenerse en consideración a dos naciones que en forma permanente influyeron sobre ésta. En primer lugar, a la vecina Argentina cuyo presidente mantenía una relación difícil tanto con Estados Unidos como con Gran Bretaña. En segundo lugar, Estados Unidos quien con todo su poderío económico se podía dar el lujo de mantener en silencio sus reales intenciones sobre la Antártica chilena.


3.5.1 Argentina


Argentina, durante la época en estudio, sostenía pretensiones antárticas y mantenía un diferendo con Gran Bretaña por la soberanía de las Islas Falklands, lo que la llevó a convertirse en un problema complejo para las relaciones chileno-británicas. La nación trasandina representaba más una amenaza que un aliado, aunque en ciertas oportunidades Chile –olvidando la cuestión del Canal Beagle- trató de elaborar y mantener una política conjunta en temas antárticos.

El embajador Bianchi, conociendo los vaivenes de la política británica, no estaba convencido en 1946 de las ventajas de una acción conjunta con Argentina, sino más bien, postulaba una acción paralela en temas antárticos.

“Toda declaración Argentina sobre sus propios derechos generales en la Antártida nos conviene en estos momentos. Toda declaración chilena del mismo aspecto le conviene a Argentina. Pero una Declaración Conjunta podría perjudicarnos.” [43]

A su juicio, había que solucionar primero las cuestiones continentales y luego enfrentar el tema antártico.

“Las islas del Canal Beagle constituyen un asunto fácil de ganar para nosotros y debemos ganarlo antes de discutir, en definitiva, la línea de común vecindad en la Antártida.” [44]


La acción conjunta con Buenos Aires lesionaba nuestros intereses ya que

“Con una Declaración Conjunta disminuiríamos, por lo demás, la fuerza de nuestros títulos en las regiones polares, que son superiores a los argentinos, haciéndolos aparecer de un carácter equivalente[45]”.

Argentina aparecía frecuentemente ante los ojos británicos en una actitud más agresiva, por ejemplo en sus actividades en Isla Decepción. La Cámara de los Comunes pensó, incluso, en usar la fuerza para desalojarlos. Los diputados conservadores mostraban una línea más dura al respecto:


“El diputado conservador Mr. E. L. Fleming, preguntó si algún destacamento argentino desembarcado ha hecho perjuicios o ha removido propiedad británica, y Mr. Bevin contestó que no, según sus noticias.
El diputado conservador Mr. Quintín Hogg preguntó, “si esas intromisiones persisten sin ninguna tentativa de llegar a acuerdo con el gobierno, el Ministro de Relaciones Exteriores considerará la remoción de esos puestos por la fuerza”.
Mr. Bevin contestó:”No me gusta amenazar a nadie mientras se están realizando negociaciones y porque prefiero que se utilice el sentido común”[46].

En 1948, el envío del “Nigeria” de ocho mil toneladas no se debió solamente a las actividades chilenas sino a

“las pretensiones de Argentina y Chile en la Antártica, según se ha sabido de buena fuente, expresa en telegrama de la Reuter fechado en Johannesburg”[47].

Argentina constituía, además, una amenaza para el colonialismo británico y más aún por el temor que el presidente Juan Domingo Perón y planeasen -en conjunto con Chile- soluciones para el tema antártico. Gran Bretaña trató de amedrentar a ambos países que, en teoría, estaban amparados en el TIAR y Estados Unidos.

El Gobierno argentino en 1952 se encargó de agravar las tensiones al señalar:

“que solo Argentina y Chile tienen derechos legítimos sobre la Antártida, derechos que ya no ha necesidad de discutir, sino sólo de consolidar mejorándolos y defendiéndolos. La mejor manera de consolidar dichos derechos será con la ocupación progresiva”[48].

Sin embargo, según los británicos, los derechos argentinos a Malvinas tenían poco futuro pues:

“Argentina iría a una crisis de las Falklands comparable a la crisis de Venezuela del año 1895, en que los Estados Unidos presionaron a Gran Bretaña para arreglar la vieja cuestión limítrofe con las Guayanas británicas, que terminó en la designación de una comisión de arbitraje, la cual falló en favor de Gran Bretaña”[49].

La prensa británica demostraba el temor de la firma de un convenio entre Chile y Argentina en 1948:

“El Ministro de Relaciones Exteriores, señor Vergara Donoso, expresó dudas de que Chile pueda obtener un acuerdo con Argentina para presentar en la Conferencia de Bogotá conjuntamente el caso de la Antártida, sin duda refiriéndose al hecho de que las pretensiones de Argentina y de Chile se justaponen, a pesar de lo cual han hecho causa común contra Gran Bretaña”[50].


3.5.2 Estados Unidos

La política norteamericana con respecto a la Antártica no mostraba sus verdaderas intenciones al no efectuar una reclamación formal sobre el territorio. En una Nota Confidencial enviada desde Londres al Ministro de Relaciones Exteriores, se señalaba que Finne Ronne estaba realizando una expedición y que su tripulación había lanzado una bandera de dicho país en el lugar. Ello inquietó al Embajador Bianchi puesto que el gobierno norteamericano no había emitido reclamaciones formales ni aceptado las reclamaciones de otras naciones y los periódicos londinenses expresaban que no había intención de cambiar la política antártica mantenida hasta la fecha[51].

En esa época, Estados Unidos estaba proporcionando apoyo económico a la nación británica (Plan Marshall), lo que puede sugerir bastante subordinación de parte de los europeos. Realidad que no es tan evidente en el caso antártico, aunque no puede olvidarse la intención británica de enemistarnos con Estados Unidos con el incidente del saqueo en Bahía Margarita. [52].

En 1948, Estados Unidos trató de inducir a Gran Bretaña y Chile a aceptar una solución definitiva al problema antártico a través de la creación de un fideicomiso o de un condominio. Ese mismo año, y por haberse continuado con la tensión, se emitió una Declaración Tripartita, en la que participan Argentina, Chile y Gran Bretaña, a la que la nación del norte se adhirió con posterioridad. En los años posteriores, la nación del norte mantuvo silencio respecto sus intenciones prorizando aparentemente su actividad científica como la mejor forma de obtener el control de la totalidad del territorio antártico.

[1] Diccionario Biográfico de Chile, 1937- 1938, segunda edición. Editores Empresa Periodística “Chile”, Santiago.
[2] Municipalidad de Santiago. Acuerdos municipales. 1- 404. 1969. Por Secretaría. N° 45. Santiago, 15 de enero de 1969.
[3] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago), 28 febrero 1945. Oficio Confidencial N ° 289 / 17.- MB. / LGS. Misión Bianchi. Departamento Diplomático. Vol. I N° 15. 2325. 1945. MinRe.
[4] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 24 enero 1946. N° 149/37 MB/PWM.
Embajada de Chile en Gran Bretaña. N ° 2450. 1946. MinRe.
[5]Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago), 2 marzo 1946. N° 69. Sección Confidencial-Misiones en Europa. (Cables) 2453. 1946. MinRe.
[6] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 4 julio 1946. N° 1272/21 LS/PWM. Embajada de Chile en Gran Bretaña. N ° 2450. 1946. MinRe.
[7] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). . Noviembre 14 1946. N° 291. Misiones en Europa. Ordinarios- Gran Bretaña (Recibidos). (Cables) 2453. 1946. MinRe.
[8] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). , 18 de noviembre de1946. Oficio Confidencial
N ° 2293/32 MB/PWM. Embajada de Chile en Gran Bretaña. N ° 2450. 1946. MinRe.
[9] Holger (Santiago) a Adicto Naval (Gran Bretaña). , 22 noviembre 1946. Oficio Confidencial R.M.A.- confidencial N°238/19 An.G.B. N° 2636. “Misiones Militares”, Naval Gama. N ° 2636. 1946/1947. MinRe.

[10] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 24 de marzo de 1947. Oficio Confidencial Nº 918/40 MB/ PWM. Ministerio de Relaciones Exteriores. Sesión Confidencial. Oficios Recibidos. V. 7f 1947. 2593. 1947. MinRe.
[11] Julliet (Santiago) a Embajada (Londres). Marzo 25 de 1947. N° 81. Departamento Confidencial. Cables Recibidos/ Dirigidos. V17j. 1947. 2590. MinRe.
[12] Ministro (Santiago) a Embajador (Londres). 19 de mayo de 1947. Oficio Confidencial N° 68. Misión Bianchi Nº 24. Vol. I. 1947. 2588. MinRe.
[13] Ministro (Santiago) a Embajador (Londres). 19 de mayo de 1947. Oficio Confidencial N° 68. Misión Bianchi Nº 24. Vol. I. 1947. 2588. MinRe.
[14] Bianchi (Londres) a Pinochet de la Barra (Santiago). 14 de mayo de 1947. Nº 1570/283
MB/ EIF. Misión Bianchi. Nº 27. Vol. IV. 1947. 2592. MinRe.
[15] Videla (Santiago) al Foreign Office ( Londres). 23 de junio de 1943. Misión Bianchi N º 25. Vol. II 1947. 2589. MinRe.
[16] Ministro (Santiago) a Embajador (Londres). 12 de septiembre de 1947. Oficio Confidencial N° 10. Misión Bianchi N º 24. Vol. I. 1947. 2588. MinRe.
[17] Ministro (Santiago) a Embajador (Londres). 12 de septiembre de 1947. Oficio Confidencial N° 10. Misión Bianchi N º 24. Vol. I. 1947. 2588. MinRe.
[18] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 29 de enero de 1948. Oficio Confidencial N° 264/16 MB/PWM. Sección Confidencial. Oficios Recibidos de Gran Bretaña. 1948. N ° 2728. MinRe.

[19] Trucco (Santiago) a Embajada (Londres). 1 de abril de 1948. Oficio Confidencial N° 4. Misión Bianchi. Vol. IV tomo I. 2731. 1948. MinRe.
[20] Op. Cit.
[21] Op. Cit.
[22] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 18 de febrero de 1948. Oficio Confidencial N° 491/26 MB/PWM. Sección Confidencial. Oficios Recibidos de Gran Bretaña N ° 2728. MinRe.
19 Trucco (Santiago) a Embajada (Londres). 1 de abril de 1948. Oficio Confidencial N° 4. Misión Bianchi. Vol. IV tomo I. 2731. 1948. MinRe.
[24] Op. Cit.
[25] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 8 de marzo de 1948. Oficio Confidencial N° 670/35 HV/PWM. Sección Confidencial. Oficios Recibidos N° 2728. 1948

[26] Riesco (Santiago) a Embajada (Londres). 30 de julio de 1948. Embajada de Gran Bretaña. Vol. 16 e. 2733. 1948. Memorandum Confidencial. Santiago, 29 de julio de 1948. MinRe.

[27] Riesco (Santiago) a Embajada (Londres). 6 de diciembre de 1948. Resugrama N° 136. Embajada de Gran Bretaña. Vol. 16 e. 2733. 1948. MinRe.

[28] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). Londres 18 de noviembre 1949. Oficio Confidencial N° 2755/156 MB/ PWM. Sección Confidencial. Oficios Recibidos. W 7 e. 2847. 1949. MinRe.

[29] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago)., 5 diciembre 1946. Oficio Confidencial N° 2444/ 40. Misión Bianchi, N° 19, Vol. I, 1946. 2451. MinRe.
[30] “Paraje ajeno” eran las tierras otorgadas a otros descubridores y capitanes españoles, o a los límites convenidos con el Rey de Portugal.
[31] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago), 5 de diciembre de 1946. Oficio Confidencial N° 2444/ 40. Misión Bianchi, N° 19, Vol. I, 1946. 2451. MinRe.
[32] Bianchi, 5 diciembre 1946.
[33] Bianchi, 5 diciembre 1946.
[34] Bianchi, 5 diciembre 1946.
[35] Bianchi, 5 diciembre 1946.
[36] Bianchi, 5 diciembre 1946.
[37] Bianchi, 5 diciembre 1946.
[38] Bianchi, 5 diciembre 1946.
[39] Bianchi, 5 diciembre 1946.
[40] Bianchi, 5 diciembre 1946.
[41] Videla (Santiago) al Foreign Office (Londres). 23 de junio de 1947. Misión Bianchi Nº 2. Vol. II. 2589. 1947. MinRe.
[42] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago), 21 junio 1949. Oficio Confidencial
Nº 1406/ 73 LS/ CE. Sección Confidencial. Oficios Recibidos. Embajada Gran Bretaña. W 7 e. 2847. 1949. MinRe.
[43] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 5 de diciembre de 1946. Oficio Confidencial N° 2444/40. Misión Bianchi, N° 19, Vol. I, 1946. 2451. MinRe.
[44] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 5 de diciembre de 1946. Oficio Confidencial N° 2444/40. Misión Bianchi, N° 19, Vol. I, 1946. 2451. MinRe.
[45] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 5 de diciembre de 1946. Oficio Confidencial N° 2444/40. Misión Bianchi, N° 19, Vol. I, 1946. 2451. MinRe.
[46] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 5 de marzo de 1948. Oficio Confidencial. N° 660/34. Sección Confidencial. Oficios Recibidos de Gran Bretaña. N° 2728. 1948. MinRe.
[47] Vega (Liverpool) a Canciller (Santiago). 17 de febrero de 1948. Oficio N° 113/28. Misión Bianchi. Vol III N° 2735. 1948. MinRe.
[48] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 26 de mayo de 1952. Oficio Ordinario. N° 1157/277. Oficios Recibidos. Embajada en Londres. N° 3302. 1952. MinRe.
[49] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 11 de marzo de 1948. Oficio Confidencial N° 696/38. Sección Confidencial. Oficios recibidos de Gran Bretaña. N° 2728. 1948. MinRe.
[50] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 19 de marzo de 1948. Oficio Confidencial. N° 774/44. Oficio Confidencial N° 696/38. Sección Confidencial. Oficios Recibidos de Gran Bretaña. N° 2728. MinRe.

[51] Bianchi (Londres) a Canciller (Santiago). 3 de diciembre de 1947. Oficio Confidencial Nº 3245/144 MB/ PWM. Sesión Confidencial. Oficios Recibidos. V. 17f. 2593. MinRe.
[52] Canciller (Santiago) a Embajada (Londres). 19 de mayo de 1947. Oficio Confidencial N° 68. Misión Bianchi Nº 24. Vol. I. 2588. 1947. MinRe.



Fragmento Tesis

LA ANTÁRTICA CHILENA Y LA MISIÓN BIANCHI:
LONDRES 1947- 1952.


Por César Espinoza O.

María Del Rosario Orellana C.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente la pagina, de gran utilidad par aestudiantes de derecho y en estos minutos de contigencia es un doc de consulta

jorge rojas
univerisdad del mar
derecho

César Espinoza O. dijo...

Que bueno que sirva la info, es la idea que se haga conocida nuestra historia antártica que por ser ignorada, no sabemos a donde vamos a parar.

Datos personales

Profesor de Historia y Geografía, Licenciado en Educación, Magíster en Historia Política y Relaciones Internacionales.